Leonard y Rider

Frente a Leonard descansaba el cadáver de un hombre, un hombre que se había arriesgado a investigar campos de la magia prohibidos desde hace mucho tiempo… aquel hombre había sido un duro oponente, pero no había manera de que pudiera enfrentarse a los enforcers de la Torre.
-Registren los alrededores, es probable que tuviese algún taller en la zona- le ordeno a los hombres que le acompañaban.
Inmediatamente después de que sus acompañantes desaparecieran, una extraña criatura agarro el cadáver con sus fauces.
-He asegurado el emblema mágico y he eliminado a toda su familia, supongo que puedo dar por terminado el trabajo…- se dijo a sí mismo; En ese momento se retiró de aquella casa y una vez estuvo afuera realizo un hechizo de fuego para reducirla a cenizas.
Aquel era el trabajo que había realizado ya por más de 10 años, el trabajo de un enforcer de la Torre, por suerte todo acabo aquel día o eso era lo que él creía.
En los años que le siguieron Leonard logro alcanzar un lugar como lector dentro del ciclo de evocación y cierta maestría en la conjuración; asimismo heredo el título de Lord tras la muerte de su padre; sin embargo, no todo era perfecto; todavía recordaba aquella noche y con el paso de los años descubrió sobre la maldición que le afectaba.
Desde ese día busco evitar cualquier contacto con la luz del sol, hecho que junto a su agorafobia le hizo ganarse una fama de ermitaño, pero ello no le importaba en absoluto; después de todo su genialidad y su rango eclipsaban aquel asunto… lo que realmente le preocupaba era que aún a sus 38 años de edad no tenía ninguna descendencia.
Su familia llevaba en el mundo de la magia por más de 8 generaciones, logrando mejorar sus cualidades como magos con cada generación y hacía 90 años desde que su abuelo logró alcanzar el título de Lord; pero todo ello no importaría si él no lograba tener descendientes...entonces conoció a la mujer que cambio su vida.
Elizabeth provenía de una familia de 3°, con apenas 2 generaciones de magos, razón por la que había sido despreciada por familias de mayor alcurnia, pero por alguna extraña razón ella nació con unos circuitos que competían en cuanto a calidad y cantidad con los de las mejores familias en la Torre; ella era precisamente lo que el buscaba.
A pesar de los 11 años que le separaban su padre accedió al matrimonio buscando mejorar la posición de su familia, y a los pocos días ella se mudó con él; en un principio su relación fue bastante fría pero con el paso de los años fue mejorando, él le daba lecciones privadas sobre la evocación, conjuración y sobre la historia de la magia mientras que ella le servía como asistente en sus investigaciones.
A los pocos años tuvieron una hija llamada Jane, y el resultado había sido mucho mejor de lo que Leonard jamás hubiese imaginado; no solo nació con unos circuitos superiores a los suyos sino que además poseía los 5 elementos, ella definitivamente tendría el potencial para lograr grandes cosas.
Tras ello su relación con Elizabeth fue mejorando al punto de que ella se convirtió en la única persona cuya compañía podía disfrutar y además ella había demostrado un gran talento como maga; convirtiéndose en una gran ayuda durante las investigaciones.
Pero todo ello convirtió a Leonard en un hombre orgulloso y debido a ello con los años comenzó a investigar campos de la magia más allá de sus habilidades y ello trajo el desastre; Ahora El mago observaba como las poderosas llamas que hasta ese momento habían consumido parte de la habitación eran sofocadas por su hechizo, pero a pesar de su éxito no podía sentir ninguna alegría al respecto; las paredes habían adquirido un color negrizco y un olor putrefacto a carne quemada llenaba la habitación.
Delante suyo podía ver una montaña de cenizas y lo que parecía el cadáver quemado de una mujer, en efecto, había sido una mujer hasta que el uso descuidado de la magia desencadeno el desastre y aquel era el resultado; pero aquella no era una mujer cualquiera, ni una de sus pupilas trabajando como asistente sino su esposa.
Pero aquel no era un cadáver, dado que ella aún estaba viva; tomando eso en cuenta el mago se acercó lentamente y coloco suavemente su mano sobre lo que había sido la mejilla de aquella mujer.
-Lo lamento mucho, si no hubiese cometido la estupidez de intentar proteger la investigación podría haberte protegido de las llamas- entonces mientras las lágrimas recorrían su rostro se despidió de su mujer- Adiós Elizabeth.
El mago se levantó y tras ejecutar la fórmula mágica correcta observo como el cuerpo de su mujer ardía como si se encontrara en un crematorio, en la Torre había magos que podrían haberle salvado, pero no le quedaba mucho tiempo y él vivía en las afueras de Londres; de haberlo intentado solo habría alargado su sufrimiento para nada.
Había perdido a su mujer para siempre, la única persona que verdaderamente le comprendía y ello le irritaba en gran medida; él se odiaba, pues de no haber intentado realizar una invocación más allá de sus capacidades ella estaría viva; por ello sentía más rabia que tristeza.
Pero entonces logro ver un gran libro que había caído al piso durante la batalla y comenzó a leerlo para aliviar sus penas; sin embargo, aquel libro más que relajarle le dio esperanzas pues hablaba de un torneo donde un grupo de magos invocaba a un grupo de héroes para luchar por el Santo Grial, un recipiente omnipotente que según se dice puede cumplir cualquier deseo.
Con ello quizás no podría revivir a su esposa, puesto que ello era una hazaña que ni siquiera las 5 magias verdaderas podrían alcanzar, pero con semejante cantidad de energía podría cambiar el curso de la historia, podría evitar su muerte; ello convenció al mago sobre su futuro; el, Lord Leonard B. Kenneth, se prepararía para luchar en la siguiente guerra y con suerte alcanzaría su objetivo.