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Master y Berserker

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Mensaje por Leviathan Miér Dic 19, 2012 11:25 pm

Elend Master (Undead) Lv10
(Race undead) +4

Strength: 10/0
Dexterity: 10/0
Constitution: ---
Charisma: 22/+6
Intelligence: 20/+5
Wisdom: 20/+5

HP: 150
Energy: 317
Initiative: 0
Attack: +5
Defense: 0
Energy Regen Per/H: 6

Saving throws:
Fort: -/-/-/-
Ref: 3/0/2/5
Will: 7/5/2/14

Energy bonus: Lv5

Invisibility: Lv2
-Sight
-Sound

Magic: Lv9

Special attacks: (they are all of magic)

Life drink: Lv18
A ray of energies that does 9d8 of damage and heals his user. This attack has +12 in the attack rolls, cannot be detected, and ignores 10 of armor and 10 of forcefield. The range of the attack is of 9 meters.
-Vampiric
-Undetectable
-Accuarate x3
-penetrating (forcefield and armor)
-Affect incorporeals
-Static
-Close range

Energy drink: Lv18
A ray of energie that does 7d8 of damage and absorbs the same ammount of energy of the enemy. This attack is pretty accurate and has +12 in the attack rolls, cannot be detected and ignores 10 of armor and forcefield. The maximun range of this attack is of 9 meters.
-Accuarate x3
-Drain energy
-Vampiric
-Penetrating (force field and armor)
-Affect incorporeals
-Undetectable
-Close range
-Static

Skills:
-Special ranged attack
-Unarmed defense
-Unarmed attack
-Sense motive
-Intimidation
-Knowledge: Occult
-Knowledge: Arcane
-Listen
-Spot

Feats:
-Frightful presence
-Iron will
-Unholy Toughness: A creature with this special quality (usually an undead) gains a bonus to its hit points equal to its Charisma modifier X its Hit Dice.
-Blind-sense
-Judge Opponent
-Alertness
-Lightning reflexes (lol)

Defect:

Marked: -3 (Well... just look at how is him and you will see why is marked lol)
Famous: -3 Is a famous artist that keeps working after dead in Valaquia.
Maximun force: -6 (Special attack)
Easily distracted: -2 (art and beautiful women )

Berserker (Undead) Lv18: The Reaper
Undead race: +4
Large: +2

Strength: 24 (34) /+12
Dexterity: 20 (30) /+10
Constitution: -/ -
Intelligence: 16/+3
Wisdom: 14/+2
Charisma: 22 (32)/+11

HP: 319
Energy: 226
Initiative: +10
Attack: 12/7/2 (19/14/9/4)
Defense: 5 (10)
Energy Regen Per/H: 11

Saving throws:
Fort: -/-/-/-
Ref: 6/5 (10)/2/13 (18)
Will: 11/2/2/14

Invisibility: Lv1
-Sight

Items of power:

Undead Guillotine (Scythe): Lv9
-Massive damage: Lv15
-Attack combat mastery: +5
-2d6+48
-Crit x4 (19-20)

Ring of the Berserker: Lv3
-Dexterity +5
-Charisma +5
-Strength +5

Natural armor: 26 (Lv6 armor + 2 natural)

Speed: Lv2

Necrotic heal: Lv5 (whenever he feeds on human flesh, he can heal himself for 5d6 after finishing the meal equivalent a 1 body. This ability cost 1 point rank)

Skills:
Melee attack
Melee defense
Ranged defense
Unarmed attack
Intimidate

Feats:
-Steady hand
-Blind sense
-Unholly toughness
-Weapon focus (Scythe)
-Greater weapon focus (Scythe)
-Frightful presense (Will save, DC 30)
-Lightning reflexes
-Iron will
-Improved critical (Scythe)
-Improved unarmed attack

Defects:
Famous: -3 (Who didnt had heard about the reaper?)
Marked: -3 (Same as Elend)
Blind Fury: -2 (when he is greatly damaged. He can calm down of the enemy escape or dies)
Cursed: -2 (He must cut a living subjet once 3 nights, not because he needed, but because it is in his very nature, if he dont do it, he will start searching for the living by himself)

Elend
Spoiler:

Berserker:

Spoiler:

Una curiosa sensación aparece en mi mano y al mismo tiempo algo que ni siquiera creía poder todavía hacer se dibujo en mi rostro, una gran sonrisa de victoria. Ese maldito viejo no creía que pudiese ser posible, pero aún así, lo había conseguido, aún cuando ninguno de sus compañeros (si es que fuese posible llamárselos de esa manera), tenían ni una gota de fe en él, pero eso a él no le importaba, es más, le causaría aún mayor placer al verles las caras que pondrían cuando la viesen, si, él se regodearía de ellos.

El muerto se levanto de su recamara de estudio, su cuerpo huesudo y desprovisto de vida desde hace mucho tiempo se sentía lleno de energía como no hacía desde décadas atrás. Se sentía como si pudiese comerse el mundo, figuradamente hablando claro estaba, él no necesitaba comida después de todo, el plano de energía negativa se encargaba de eso, los placeres mundanos le habían abandonado desde hace tiempo. “Evolución” es como a él le gustaba llamarlo, aunque los humanos claramente no pensaban lo mismo. Bah, esos monos con todo su pelo, lujuria, codicia y gula ¿Cómo se atrevían a siquiera juzgarlo? ¿Acaso ellos mismos no eran una raza auto-destructiva?
Elend sacudió su cabeza, como si quisiera apartar aquellos pensamientos, no quería que su buen humor se arruinara por tal estupidez, este era posiblemente uno de los mejores días de su no-vida, solo tal vez superado por el día de su conversión.

La caminata nocturna siempre le parecía agradable, era una de las pocas cosas (aparte de su estudio sobre el arte, claro está) que le era invaluable, su pequeña joya, como de vez en cuando la llamaba. La luna llena iluminaba su camino con su cascada de luz plateada, no es como si él lo necesitara obviamente, su visión era perfecta, aún en la oscuridad más grande, pero aún así, aquel hermoso satélite natural, junto al mar estrellado era una de las mayores, si no la más, de las maravillas de la naturaleza, una autentica obra de arte. Y si hay algo que Elend apreciaba, eran las cosas bellas, y en un mundo de muertos vivientes, lamentablemente, ese tipo de placeres se perdía, es decir ¿Quién diablos encontraba hermoso un puñado de huesos parlanchines, y que eran prepotentes, en el mejor de los casos?

Sin siquiera darse cuenta, Elend se había quedado parado mirando al cielo, maldijo por lo bajo por aquel descuido y se puso en marcha nuevamente, el deber le llamaba, y mientras más rápido mostrara su “logro” más rápido podría ver los rostros impresionados de esos viejos presumidos.

Después de caminar por el negro bosque de Valaquia al que ningún ser vivo se adentraba ya, si sabía lo que le convenía, Elend finalmente apareció delante de un inmenso castillo negro, derruido, y en apariencia abandonado. El muerto se detuvo por unos instantes, y observo aquella magnifica construcción, las altas torretas que miraban para cada dirección de la brújula, las runas mágicas inscritas en los muros, testigo de antigua magia, incluso más antigua que él mismo, pero que aún hoy en día, funcionaba como si hubiese sido colocada hacia instantes, los poderosos muros que en antaño había resistido innumerables asedios, y por sobre todo, el omnipresente aroma a muerte. Al principio este era asqueroso para Elend, pero con el paso del tiempo, aprendió a lidiar con él. Algunos pensaran que es ridículo que a un muerto viviente le molestara tal hedor, cosa que Elend no podría negar más, él ya bastante sufría teniendo que soportar su propio olor, como para tener que aguantar el de otros.

El muerto no había dado cinco pasos acercándose contra el enorme portón de madera putrefacta cuando una jauría de perros lo rodeo, claro está, estos no era perros comunes y corrientes, estos eran la jauría particular creada por las mentes más retorcidas que habitaban en el castillo. Cada uno de estos canes representaba el poder de sus amos, del tamaño de un elefante cada uno, eran una amalgama de cuerpos humanos dispuesto de tal manera que terminaban conformando la deforme silueta de cada una de aquellas aberraciones. Si bien aquello era una indudable prueba de la habilidades nigrománticas, un increíble despliegue de fuerzas mágicas, para Elend no era más que inmundas bestias que solo servían para guardar a sus amos, claro, eran útiles. Pero a los ojos del muerto, cada una de esas cosas era el equivalente a un ataque terrorista contra el arte.
Aquella jauría lo rodeo y olisqueo un poco, para luego desaparecer, casi tan rápido como habían aparecido, ahora que se habían asegurado que aquel visitante era uno de ellos, simplemente retornarían a su pseudo-descanso hasta que las siguientes visitas apareciesen, para bien o para mal.

El gran portón, extremadamente pesado, se abrió ante un pequeño rose de la mano de Elend, como si una extraña fuerza lo estuviera invitando a entrar.
-¿Me esperan?
Se pregunto extrañado el muerto, aquello si era una sorpresa, por lo general se requería del encantamiento correcto para abrirla.
-¿Acaso ese viejo ya se entero?
Ahora que lo pensaba bien, no sería tan raro que aquel viejo supiese acerca de esto, es decir, aunque Elend no fuese muy versado en la magia, podía darse cuenta fácilmente que el señor del castillo era un ser que exudaba poder, incluso los otros, que tanto presumían de sí mismos, paraban sus parloteos eh inclinaban su cabeza ante él.

El gran hall, las escaleras, los pasillos, las recamaras, todo, estaba iluminado por una serie de antorchas con una luz mortecina verde esmeralda, haciendo del camino más lúgubre de lo que en realidad era.
El silencio, casi palpable, no era algo raro en aquel lugar, ya que la mayoría de los no-muertos, pasaban la mayoría de su tiempo encerrados en sus cuartos estudiando sus libros mágicos y experimentando. Aquel silencio era como una especie de pacto realizado entre ellos, para evitar molestarse entre sí, cosa que realizaban con la mayor eficiencia pensable, algunos incluso, por lo que escuche, hechizaban sus estancias para evitar que cualquier tipo de ruido escapase de ella.

Los muros manchados y arruinados por la humedad se extendían por el pasillo por el que iba, la alfombra, descolorida desde dios sabe cuánto tiempo, amortiguaba los pasos del muerto, que caminaba solemnemente observando detenidamente cada uno de los cuadros mal colgados en las paredes. Estas reliquias, mostraban a los antecesores que alguna vez vivieron en estas tierras, algunos de ellos eran tan viejos que era imposible distinguir quién era el que había sido pintado, Elend pensaba que era una falta de respeto y por sobre todo, un desperdicio, pero estos malditos muertos vivientes no tenían ningún interés por una buena obre de arte.

El aire se volvía más cargado a medida que descendía a las profundidades del castillo, ya hacía tiempo que había sobrepasado a las mazmorras en las que se encerraban a algunos experimentos “fallidos”, u otras cosas que eran demasiado peligrosas como para dejarlas andar libremente por la fortaleza. Aunque las celdas estaban protegidas por poderosas runas, eso no evitaba que aquellas aberraciones intentaran romperlas, y con cada intento, espantosos aullidos y horribles gritos poblaban el lugar.

Elend siguió caminando por el laberinto subterráneo, que ya conocía como la palma de su mano, hasta que finalmente llego ante unas titánicas puertas labradas, en las que se dibujaban con sumo detalle la historia de los muertos vivientes. Aquellas puertas, eran sin duda alguna, una verdadera obra de arte, si Elend todavía tuviese pulmones, probablemente el aire se le hubiese salido de ellos ante aquella fantástica creación, no importaba cuantas veces viese las ciento de calaveras plasmadas en la madera, a los imponentes dioses, a los muertos alzándose de la tumba, al plano de energía negativa, o a los antiguos liches liderando la horda del azote no-muerto, aquello era algo que siempre lo dejaba hechizado contra el suelo por bastante tiempo.

Sin embargo, aquello no duro demasiado en esta ocasión, ya que una poderosa voz, que provenía del otro lado de la puerta le llamo, interrumpiendo abruptamente su trance.
-Elend, hijo mío, ven y reúnete con nosotros, todos te estamos esperando.
Con paso apresurado, el muerto se acerco y las puertas se abrieron solas.

Adentro de aquel gigantesco salón del trono, parados a los costados de una gran alfombra roja como la sangre, se alineaban cien liches que dirigieron prontamente sus ojos hacia el muerto que recién ingresaba, en el trono negro, a más de doscientos metros de mi posición, se encontraba recostada, sobre un gran trono negro, el enorme cráneo de un dragón, en sus cuencas vacías un fuego frio brillaba en la dirección de Elend, como si evaluase cada paso que daba.
En el salón había un fuerte sentimiento de tensión, como el de una soga que había sido tensada hasta el límite y estaba a punto de romperse. Aquello tomo al pobre Elend por sorpresa, él esperaba miradas de desaprobación o sorpresa, pero no algo como esto. Pero cuando miro hacia el costado del gran trono negro, él finalmente se dio cuenta de la razón de aquello.
Casi tan grande como los canes que defendían el castillo, se alzaba flotando algo que solamente podría describirse como: “abominación”.
Aquel terror con forma de un feto putrefacto, con brazos y piernas anormalmente pequeños para el tamaño general del cuerpo y que colgaban a los costados, o la cabeza demasiado grande, la boca babeante y aquellos ojos vidriosos que parecían perdidos o mirando algo que no se encontraba en aquel lugar.
Aquello era desagradable, para alguien como Elend, que apreciaba tanto el arte, esa “cosa” era la antítesis de todo lo que el amaba, desproporcionado, apestoso, sin sentido del gusto y feo, especialmente feo. Aquel ser parecía irradiar una especie de aura negativa especialmente fuerte, innatural, tanta energía negativa no podía ser nativa de este mundo.
La conocida voz del maestro Lucius interrumpió la cadena de reflexiones de Elend. Lucius era el demi-liche regente del castillo, dragón en su anterior vida, este era poderoso en todo sentido, y las joyas que impregnaban su cráneo le daban cierto estilo. De entre todos los muertos que conocía, probablemente, Lucius era el único al que Elend respetaba.
-Bien hijo mío, ahora que ya llegaste podremos entrar en el tema importante. Sabemos de tu estado, has sido elegido para la guerra del grial, felicitaciones por eso.
Elend se hincho de orgullo ante eso. Nuevamente, no era lo que esperaba, él pensaba que tendría miradas desaprobadoras, o incluso amenazantes de alguno de los presentes al recibir la felicitación del mismo Lucius, pero no fue así, solo el mismo silencio expectante se seguía sintiendo a su alrededor.
-Como sabrás, hijo mío, nuestra raza en la actualidad está en declive, cada vez somos menos, y peligramos con extinguirnos, esos humanos cada vez se vuelven más y más peligrosos, obviamente, no se comparan a varios de los que me encontré en antaño en la época de los dioses, pero lo que les falta en habilidad, lo superan en número.
Entonces, uno de los Liches, Lord Avernus, si la memoria de Elend no fallaba, se adelanto y le hablo a Lucius
-Con todo respeto señor, pero los números no ganan guerras.
La enorme cabeza draconiana comenzó a reírse
-Claro que no, pero maldita sea, si que ayudan.
Entonces, la voz de Lucius se volvió seria nuevamente
-No, quedamos muy poco de nosotros. Pero no perdáis la esperanza, aquí es donde entra nuestro señor, que ha venido a acompañarnos esta noche entra.
El extraño muerto viviente avanzo flotando hasta quedar en el medio del grupo.
-¡Escuchen las buenas nuevas, mis soldados, mis sirvientes, mis herramientas! Yo su maestro les concederé sus deseos, volveremos a ser muchos, nuestras legiones interminables caminaran y se tragaran este mundo, dejándolo todo para nosotros.
El ser pauso un momento, para luego continuar.
-Las profecías se completaran, tal como se prometió hace milenios, siento que así es, no ¡Es tal como será!
Y señalo a Elend, que estaba paralizado en el lugar, como si sus pies estuvieran hechos de granito.
-Él hecho de que uno de nosotros fuese seleccionado solo prueba que incluso los dioses aprueban nuestra cruzada.
La enorme aura de energía que poseía aquel muerto simplemente se expandió, cubriendo a los presentes completamente, confiriéndoles una fuerza revitalizadora como una que nunca habíamos sentido.
-Nosotros compartimos un deseo, uno tan maldito como el que todos conocemos ¡Llegaremos a nuestra tierra prometida! ¡Déjalos que ellos construyan sus muros, nosotros los derribaremos, déjalos dormir, nosotros transformaremos sus sueños en pesadillas! La emoción de traer el mundo hacia las tinieblas eternas. Esta es la promesa de su Señor: Legión.
Se acerco a Elend y le toco el cráneo con su fofa y deforme garra
-Y para eso, tú, cuentas con mi bendición.
Una gran cantidad de energía oscura penetro por todos y cada uno de los huesos del artista. Sus huesos se reforzaron, y una oleada de magia comenzó a llenarlo, sus conocimientos sobre las artes, para el horror de Elend, fueron borrados, y en su lugar, apareció unas extraños conocimientos mágicos.
Aquel que se auto denominaba Legión parecía complacido
-Sí, ahora eres mucho más poderoso, sin embargo, las energías oscuras son más de las que tu cuerpo puede controlar en estos momentos. Así que tardaras es poder usarlas todas, mientras más experiencia obtengas, más poderoso te harás. Ahora levántate, convoca a tu servant, y gana la guerra por nosotros, tú serás el enviado de nuestra raza, nuestro profeta.
La sala del trono estallo en gritos arrolladores y aplausos, todos menos Lucius, que miro de una manera particular, a Elend, y este a su vez, se la devolvió. Tan perdidos estaban todos en su regocijo, que nadie se dio cuenta de estos simples gestos.
Elend se inclino graciosamente con su nuevo cuerpo y abandono el salón del trono sin decir una palabra, sin prestar atención a las felicitaciones de los otros Lich, el tenia una tarea, y esta era clara como el agua. Tenía a un Dios muerto viviente que matar.


La habitación estaba a oscuras, pero eso no importaba, mientras construía el círculo mágico.
Elend, por primera vez en mucho tiempo, estaba furioso. Aquella aberración contra la naturaleza se atrevía a venir y borrarle todas sus hermosas habilidades y conocimientos sobre el arte más elevado que existía, sino que también había amenazado con destruir todo lo bello, todo lo que hacia la vida algo placentero. Él, que se había convertido en un no-muerto por decisión propia solamente para poder observar todo lo hermoso del mundo una y otra vez, para ver las maravillas ocultas ¿Y ese maldito se atrevía a querer arrebatárselo todo? ¡No! Primero muerto antes de eso. Elend estaba tan perdido en su enojo que aquella ironía le pasó totalmente desapercibida
-Ángel de la otra vida, ven y escucha mi testimonio.
Comenzó a recitar el muerto
-Canta para mi, ángel de la otra vida, convierte lo malo en bueno con tu luz guiadora.
El círculo comenzó a brillar y en el apareció una gran sombra encapuchada
-Soy tu ángel de la otra vida, yo escuchare tu testimonio y convertiré tu mal en bien con mi luz guiadora.
Y mirando al ángel de la muerte que había aparecido delante de él, el ahora mago, comento
-Perdona mi sacrilegio contra mi raza, y por ser avaricioso y tomar mi propio bien por encima del de los demás.
Pero el muerto negó con la cabeza.
-No es así, el sueño desmedido de Legión solamente atraerá la muerte de todos. El planea devastar absolutamente todo, y esto, solamente causara destrucción, porque lo que él no sabe, es que nosotros, los muertos, necesitamos un equilibrio para sobrevivir, necesitamos de los vivos, para alimentarnos de ellos ¿Y si todos perecen, como es la intención de él, que quedara para nosotros? Muy pocos de nosotros podremos sobrevivir a él cambio astronómico que él desea. Puede que lo hagas por motivos diferentes, pero es un hecho de que ese Atropal debe de ser detenido ¿Puedes hacer eso?
Elend negó con la cabeza
-No lo sé, pero lo intentare.
-Si fallas, serás maldito por todos, como aquel que por su incompetencia los envió a la “derrota”
-Aunque falle, ese maldito no podrá hacer lo que planea, así que realmente no importa. Pero siempre puedo ir por la victoria ¿No?
El ángel de la otra vida sonrió, para luego agregar.
-Si lo logras, serás maldito por toda la raza, usaras una de las últimas esperanzas que nos queda, contra el supuesto mesías. Serás perseguido, y si te atrapan, tu alma será destruida.
La muerte esperaba que aquello lo hiciese dudar, que lo hiciese temblar, o que incluso mostrara alguna señal de preocupación, pero no fue así, Elend estaba completamente sereno.
-Déjalos que me maldigan, que escriban pestes sobre mí en sus libros, déjalos que me llamen un cruel tirano que destruyo sus esperanzas. Pero yo recordare la verdad.
Después de eso, ambos se quedaron silenciosos, esperando a que todo comenzara.


Última edición por Leviathan el Miér Dic 26, 2012 5:39 pm, editado 49 veces
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