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Imperius (True Gold Dragon)

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Imperius (True Gold Dragon) Empty Imperius (True Gold Dragon)

Mensaje por Leviathan Dom Ene 20, 2013 8:42 pm

Name: Imperius
Raze: True Gold Dragon
Size: Large
Age Category: Young
Alignment: Lawful good
HD: 14

Parameters:

Strength: 26/+8
Dexterity: 10 (12)/+1
Constitution: 20 (22)/+6
Charisma: 16/+3
Intelligence: 16/+3
Wisdom: 14/+2

HP: 176
Attack: 14/9/4 (base dragon attack)
Grapple: 26
Defense: 1
Initiative: 1
Movement: 60
Energy:

Saves (Total):
Fort: 9/6=15
Ref: 9/1=10
Will: 9/2=11

-Immunity to Fire: (weakness against Cold)
-Natural armor: 13
-Natural weapons: (Bite, Claws, Wings, tail)
*Bite: 2d6+22
*Claw (2): 1d8+18
*Wings (2): 1d6+18
*Tail: 1d8+26
-Fly: Lv2
-Breath Weapon: Cone of Fire 6d10+14 reflex save for half damage (20)
-Immunity to sleep and paralysis effects

Item of Power:

The bracelet of the Dragonic Promice: Lv6
-Massive damage (unarmed attacks):[i] Lv7

-Massive damage (Breath weapon): Lv7
+1 Dexterity
+1 Constitution


Skills:
-Unarmed attack
-Unarmed defense
-Ranged defense
-Spot
-Listen
-Sense motive
-Diplomacy
-Heal
-Intimidation


Feats:
Blind sense
Maximize breath
Multi-attack
Improved multi-attack
Fly-by attack


Defects:
Famous: 3
People magnet: 2
Detectable: 2
Maximun strength: 5 (His breath weapon)
Recurrent Nightmares: 1
Blind Fury: 2
Easily Distracted: 3 (Gold, jewels and paintings)
History and Image: 6


Imperius (True Gold Dragon) Gold_Dragon_Portrait_by_BrassDragon_zps92fed543

La multitud clamaba
-¡Muerte! ¡Muerte!
Algunos incluían
-¡Sáquenle la cabeza! ¡Remuevan su horrenda cabeza!
Otros
-¡Abajo con la gran serpiente!
Pero todos ellos compartían un solo sentimiento, y era acabar con la vida del ser que yacía encadenado en frente de ellos.
Aquel ser era nada más y nada menos que un colosal dragón dorado, sus alas habían sido cortadas o arrancadas, las doradas escamas manchadas en numerosas partes por su propia sangre, todos sus miembros atrapados con cadenas especialmente reforzadas con magia.
Solo uno de sus ojos miraba a la furiosa multitud, el otro simplemente estaba en una oscuridad eterna, y aún así, sabia que aquellos que lo repudiaban estaban aún más ciegos que él.
Uno de los humanos se acerco y le escupió en el rostro
-Solo tú quedas de tu asquerosa raza, pero eso tiene remedio.
Él enorme animal ni siquiera se inmuto ante aquel insulto, así de quebrada estaba su alma.
El ataque nocturno los había tomado por completa sorpresa, a su compañera, a sus hijos y a él mismo, después de todo ¿Por qué deberían de temer nada? Ellos eran supuestos héroes junto a San Jorge ¿Qué no fue con so ayuda que lucharon contra los dragones cromáticos?
Aunque ellos pertenecían a una especie en común, los dragones cromáticos eran malvados, sin ellos el mundo es un mundo mejor, y él, Aurangar, lo savia, por eso decidió ayudar a los humanos en su causa. Juntos acabaron con cada uno de ellos hasta que no quedo ninguno.
Sin embargo, ahora, en la situación en la que él se encontraba, Aurangar recordó las últimas palabras de un Dragón rojo, aquella frase parecía marcada en fuego en su mente: “Maldito seas Aurangar, maldito seas tú y tu prole. Haz asesinado a tus hermanos sin piedad alguna aliándote con esos bastardos de sangre caliente. Te arrepentirás de esto ¿Me escuchas? ¡Te arrepentirás! Ahora que no hay más de nosotros, tú ya no eres útil, y sufrirás el mismo destino que todos nosotros, y cuando veas el frio acero contra tu garganta, será muy tarde ¡Y en ese entonces recordaras mis palabras, las palabras del anciano Valaruk, que sabía que esto ocurriría! Porque tú, haz condenado a nuestra raza a la extinción.
Y aunque él no quisiera admitirlo, Aurangar las recordaba perfectamente, tal como si hubiese sido hace poco segundos atrás, como la Sierpe Roja maldecía, en parte llorando, en parte exclamando junto a los cuerpos de sus hijos muertos.
Ciertamente, el mismo destino ahora lo sufriría ¿Por qué? ¿Qué no había sido gracias a su familia que habían logrado su cometido? ¡Aquello era una injusticia! Y sin embargo, a él ya no le importaba, todo lo que el preciaba, ya estaba muerto y había sido obligado a verlo mientras ocurría, y luego le arrancaron sus alas y la luz de uno de sus ojos.
Al recordar esto, el dragón lloro, por su inocencia, por su estupidez en haber creído en ellos, y aún advertido, no había escuchado ¡Como lamentaba aquello! No era solo la sangre de sus enemigos la que cubría sus garras, sino también la de su familia entera, y todo por su falta de visión.
Mientras el dragón lloraba lagrimas de sangre, la multitud seguía gritando
-¡Muerte, muerte!
En una especie de éxtasis diabólico.
Desesperación, era lo único que sentía el dragón, ya nadie de su raza quedaba, él era todo lo que quedaba y pronto ni eso. Todo por su culpa.
Entonces, un mago se acerco, y lo reconoció instantáneamente, de la familia Tosaka si no mal lo recordaba. Fue uno de los guerreros que combatió a su lado para exterminar a los dragones.
-¿Qué? ¿Tú también has venido a humillarme?
Pero el mago negó con la cabeza y se acerco para murmurarle al gigantesco animal algo que solo él escucho.
Y apenas termino de escucharlo el único ojo que le quedaba al animal se lleno de esperanza
-¿Es verdad?
Fue lo único que pudo murmurar, y al ver que el mago asentía, una sonrisa apareció en la cara del dragón
-¿Lo juras por tu nombre humano?
Un nuevo asentimiento y el dragón sonrió repleto de gratitud.
-Gracias.
Entonces llego el ejecutor, un caballero, otro con el que había luchado espalda a espalda, el mismo San Jorge
-Es hora, Aurangar…
El paladín no lo miro a la cara, su cara estaba roja de vergüenza, aparentemente, él si sabía lo que estaba por ocurrir era un gran error.
El dragón fue caminando pesadamente al lado del caballero mientras pedradas lo golpeaban de todas direcciones. Él animal se tambaleo, normalmente aquello no sería más que risas para él, pero se encontraba tan dañado que cada paso era agonía pura, y la pérdida de sangre no ayudaba precisamente.
Sol habían llegado a la mitad del camino cuando él dragón se derrumbo, la mirada estaba borrosa, ya no podía mirar con claridad…
-Yo te ayudare
Dijo la conocida voz de San Jorge. Y el caballero, haciendo gala de una gigantesca fuerza, se puso debajo del pecho del dragón, y lo levanto.
-¡Nadie se atreva a tirar otra piedra!
Rugió el paladín, eh inmediatamente, el dolor de las pedradas desapareció junto con los insultos. Solamente un silencio sepulcral reinaba.
-Lamento esto…
Continúo el hombre en voz baja.
-Nada de esto tendría que haber ocurrido.
Pero Aurangar simplemente le respondió
-Tú no tienes nada que ver en esto amigo mío, no te culpes, solo te pido que cuando llegue la hora, seas tú quien empuñe la hoja.
El hombre asintió, y reanudaron una torpe marcha, pero ahora, aunque el dolor seguía presente, el dragón sonreía, casi como si hubiese alcanzado la paz mental.
Habían llegado a la plaza central donde llevarían a cabo la ejecución.
Y San Jorge había soltado al dragón y ahora llevaba en sus manos una extraña lanza que parecía cambiar de color con los rayos del sol
-La dragon Lance
Murmuro la Gran Sierpe
Los insultos había comenzado de nuevo, y el paladín estaba a punto de replicar de nuevo, pero el dragón lo detuvo
-Déjalos que me odien, que piensen que fui un tirano.
-¡Muerte, muerte!
Resonaba en el fondo, pero él hombre solo escuchaba a su amigo
-Déjalos que escriban lo que quieran en sus páginas manchadas de sangre.
-¡Sacrifiquemos al maldito rey dorado!
Seguían gritando, y para este momento, el mago se había acercado al dragón también
-Déjalos que maldigan mi nombre, me basta que ustedes recuerden la verdad, y él también…
-Maten al culpable de una vez.
Rugía impaciente la multitud, y ante esto el dragón rompió sus ataduras y se paro en dos patas, haciendo que todos se encogieran de miedo
-¡Vamos San Jorge, si te haces llamar mi amigo, cumple con tu deber
Demando el dragón, y así hizo el paladín, que sintió el arma pesada como nunca, pero que aún así atravesó el pecho de la sierpe, que solamente escupió sangre, manteniéndose de pie, aún ante la muerte que estaba ya tomando todo su cuerpo.
El paladín estaba al borde de las lágrimas, pero el animal, lo calmo con su voz, tal como hacía con sus hijos a la noche
-Descansa en paz amigo, yo no te odio por lo que has hecho hoy, porque yo también recordare la verdad.
Pocos segundos después, la Gran Sierpe había abandonado el mundo de los vivos.


Después de la ejecución, el mago llego a su mansión junto a San Jorge, y ambos se quedaron mirando largamente a un gran huevo dorado cercano a la estufa.

Pero no fue hasta mucho después que el Dragón Imperius nació. Bajo el cuidado de la familia Tosaka, el joven animal es conocido por toda la Torre, como él único espécimen de Dragón Verdadero conocido que llego hasta la actualidad.

Él dragón yacía descansando en el patio de la residencia de los Tosaka, recibiendo los cálidos rayos del Sol en su espalda, dejando escapar de vez en cuando un bostezo, esperando a ver qué sorpresas le traería él día.


Última edición por Leviathan el Vie Ene 25, 2013 9:31 pm, editado 64 veces
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